¿Acaso es mucho pedir, el poder ser feliz?
Sólo estoy pidiendo algo a la normalidad, no estoy pidiendo algo tan difícil de conseguir, de conceder. Estoy pidiendo algo muy simple de realizar, sólo poder ser feliz, poder volver a sonreír de verdad, no ocultarme tras una falsa máscara, la cual hace el trabajo de transformar lo que es tristeza, en una falsa felicidad.
Me he acostumbrado a mirar el cielo, las estrellas sin niguna compañía a mi lado, mientras a mi alrededor todos la tienen. Ya no me asombro el que llegue el día de San Valentín, y que a mi lado no se encuentre nadie, y tener que ver miles de parejas diambulando por la vida, pero con alguien a su lado.
Sí, me estoy quejando, de ésta gran soledad que me sigue desde hace mucho tiempo ya, creo merecer una explicación, merecer una recompensa por el largo tiempo que ha pasado, y ya nadie a llegado, o simplemente se ha marchado sin siquiera ser capáz de darme una oportunidad, a mí, a mis sinceros, y verdaderos sentimientos, que se encuentran prisioneros por mucho, que se encuentran sin poder ser expresados, y que ya es tanta la costumbre, que no conocen la luz, que sólo saben de la oscuridad de lo más recondito del corazón.
Quiero ser feliz, quiero volver a conocer la felicidad, pero no aquella momentanea, que se te es arrebatada en el momento más infame, cuando más te acostumbrabas a ella, y cuando menos querías que se esfumara, porque ya pensabas que sería aquella que se quedaría junto a ti, para darte todo lo que esperabas desde hacía mucho.